sábado, 12 de abril de 2008

Una alumna internacional: el Colegio Inmaculada Jesuitas en el Certamen Ciceronianum Arpinas


Los pasados días 3, 4, 5, 6 y 7 de Mayo del 2006 tuvo lugar en Arpino (Italia) el XXVI Certamen Ciceroniano (Encuentro, Simposio y prueba internacional de traducción de Latín para alumnos de 2º de Bachillerato).

Después de una fase de selección provincial y nacional que constaba de la traducción y comentario de un pasaje de Cicerón, tuvo lugar la fase final en Italia.

Participaron 17 países, entre ellos España, como viene siendo habitual. En esta ocasión una alicantina, seleccionada por la Delegación de Alicante de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, compartía equipo con otros seis estudiantes de distintos Institutos de España. Concretamente se trataba de nuestra alumna Erenia Trillo Navarro (ahora ya antigua alumna), del Colegio Inmaculada Jesuitas, acompañada por el que suscribe estas líneas, profesor de Latín y Griego. La prueba consistió en la traducción y comentario filosófico, histórico, político y cultural de un pasaje de Cicerón, concretamente fue una Filípica. Más de cinco horas duró dicha actividad en la que alumnos de distintos países hablaban en esos momentos un mismo idioma y rendían de manera intelectual homenaje a uno de los padres de nuestra civilización occidental.

Realmente un encuentro como este es siempre gratificante para los que nos dedicamos a la enseñanza, sobre todo, de las Humanidades.

La organización se encargaba de todo: el hotel de las distintas delegaciones, el traslado, la comida, diversos actos para los alumnos y por otro lado para los acompañantes.

En uno de esos encuentros nos deleitamos en la Abadía de Montecasino con un concierto de violín y arpa que nos hizo viajar a todos en el tiempo, precedido magistralmente por un discurso de bienvenida en latín del Padre Abad a tan importante lugar y a tan relevante evento.

Además de esta actividad pudimos disfrutar durante los cinco días de estancia de numerosos actos, visitas y momentos que favorecieron la convivencia de los alumnos, y de los profesores, asistentes al Certamen.

La anécdota más curiosa resultó cuando supimos que el Instituto Jaume II el Just (órgano dependiente de la Generalitat Valenciana) mostraba una exposición de Carlos V en la misma ciudad. Al mismo tiempo, patrocinaba y participaba activamente en dicho Certamen: media Europa degustó esa noche una paella valenciana exquisita, un agua de Valencia buenísima y un concierto de un grupo de soul que cantaba en valenciano. Así pues en una plaza de la ciudad de Arpino, a unos cien kilómetros al sureste de Roma, jóvenes de distintos países baliaban al son de la música valenciana de vanguardia, al tiempo que el agua de Valencia discurría fresca y ligera por los labios de los asistentes.

Al final no ganamos ningún premio, pues no merece la pena hablar del gran nivel de otros países en el campo de la cultura clásica (¿Hasta cuándo vamos a estar en España mamando de la loba, sin tener la poca vergüenza de mirarle a la cara?), pero al menos, para los españoles y, en concreto, para nosotros resultó una experiencia sorprendente, que da gusto recordar y sobre todo compartir con nuestro Colegio, que debe tener en gran honor la participación de una alumna nuestra en tan prestigioso certamen internacional.

No es la primera vez que un alumno de este centro recibe un galardón en esta categoría de traducción de Latín. Recordemos que hace unos años María Abad Colom quedó en un meritorio segundo puesto en un Concurso Provincial de traducción de Latín.

Desde el Departamento de Lenguas Clásicas se sigue trabajando por la promoción de las Humanidades en el Centro, deseando que alguno de vuestros hijos pueda repetir tan inolvidable experiencia y que así el colegio siga cosechando títulos en estas disciplinas.

Mi colegio sigue siendo transmisor de cultura

Cuando los alumnos aprenden en algunas asignaturas de Letras la labor de la Iglesia en la Edad Media en el campo de la Filología y, de manera mas concreta en el de la transmisión de los textos, acaban asumiendo que ésta resultó fundamental para el posterior avance del Humanismo del siglo XV.

En efecto, comenzaron los primeros monjes a las órdenes de San Benito de Nursia en el siglo VI y más tarde cogieron el testigo órdenes como Cluny o el Císter en el siglo XI. Tras este impulso y la aportación de otras instituciones, como fue por ejemplo la Escuela de Traductores de Toledo, la sociedad de los siglos XIII y XIV podía jactarse de tener en su seno toda la sabiduría y el conocimiento del mundo antiguo, que a la sazón, era precisamente el cimiento que necesitaba Europa para poder reconstruirse por dentro.

Todo este trabajo de recolección, procesamiento y documentación tuvo sus frutos en uno de los movimientos o revoluciones más importantes de la Humanidad (algunos estudiosos consideran que no ha habido otro más trascendente): el Renacimiento. Lo sembrado en los siglos anteriores por toda Europa se recoge con creces en el siglo XVI. No hubo disciplina artística, campo de conocimiento o ámbito alguno del saber que no se viera influido por este movimiento. Todo en ese tiempo rezumaba vida nueva, mundo nuevo, espíritu nuevo: la literatura, las artes, la ciencia, la política, la filosofía…Se tomaba como punto de referencia la cultura grecolatina (eterna matriz latente de la cultura occidental) y se reafirmaba la capacidad del hombre para alcanzar cualquier punto del circulo, símbolo en aquella época de lo infinito (la famosa pintura de Da Vinci).

No en vano algunos estudiosos afirman con rotundidad que los movimientos, corrientes y tendencias posteriores no han sido otra cosa que ondas lejanas de esa revolución.

Pues bien, nada de esto se hubiera llevado a cabo sin aquella labor silenciosa, humilde y sumisa de los monjes de la Edad Media que, como si se tratara de auténticos visionarios, tenían una enorme fe en que, transmitiendo en códices toda la Cultura Clásica, algún día esa tarea iba a ser de gran utilidad.

En la exposición, que el Departamento de Lenguas Clásicas del Colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante presentó en el mes que sirvió de clausura a los actos del Cincuenta Aniversario de dicha institución, se pudieron contemplar verdaderas perlas filológicas: una edición de Aristóteles del siglo XVI, un ejemplar de Santo Tomás de Aquino del mismo siglo, varios tomos de Cesar, Quintiliano o del mismísimo Cicerón del siglo XVIII, hasta incluso un Diccionario histórico, poético, geográfico de un desconocido Carolus Stephanus del XVI. ¡Ya quisieran muchas universidades o bibliotecas del mundo tener lo que se exhibió!

Se puede decir con todo el orgullo del mundo que los alumnos del Bachillerato de Humanidades del centro han sido protagonistas principales en el Cincuentenario de esta exposición: revisaron todo el material bibliográfico de la biblioteca del colegio y se entregaron a una dura labor de selección. Ellos, hoy y aquí, también pueden decir que, rescatándola del polvo, presentaron de nuevo al mundo la sabiduría y cultura del mundo antiguo.

Finalmente, desde aquí, el Departamento quiere dar las gracias a la persona que sin duda nos ha facilitado la exposición, cediéndonos los libros: ¡Gracias, padre Gallach! Usted también, como antaño, procesa de manera detallada, precisa y exacta todo libro que le viene a las manos. Su labor monacal sigue siendo visionaria.


Y mi colegio sigue siendo transmisor de cultura ¡que sea por muchos años!